viernes, 22 de julio de 2011

Diabetes no reduce seguridad y efectividad de la bivalirudina

Los diabéticos a los que se les realiza una angioplastia primaria después de un infarto agudo de miocardio responden al tratamiento con bivalirudina como el resto de los pacientes sin diabetes, según un estudio publicado en JACC: Cardiovascular Interventions.

"Los resultados de HORIZONS-AMI respaldan fuertemente el uso estandarizado de bivalirudina en pacientes de alto riesgo con diabetes e infarto. Esto sugiere que la mortalidad podría reducirse significativamente", indicó el doctor Gregg W. Stone, del centro médico de la Columbia University y la Fundación de Investigación Cardiovascular de Nueva York.
Con sus colegas del ensayo clínico internacional HORIZONS-AMI, Stone evaluó la seguridad y la efectividad de la bivalirudina, que es un inhibidor directo de la trombina con propiedades anti isquémicas y tasas favorables de sangrado.
Comparó a ese fármaco con la combinación de heparina e inhibidores de la glicoproteína IIb/IIIa (IGP) en 593 diabéticos con infarto de miocardio con elevación del segmento ST (STEMI, por sus siglas en inglés) tratados con una intervención coronaria percutánea (ICP).
El tratamiento con bivalirudina estuvo asociado con una mortalidad cardíaca a los 30 días significativamente más baja (un 2,1 frente a un 5,5 por ciento para el grupo de control) y menos accidentes cerebrovasculares (0 frente a un 2 por ciento, respectivamente).
En cambio, no se registraron diferencias significativas entre los tratamientos en cuanto a la cantidad de episodios clínicos adversos netos, complicaciones cardiovasculares graves, mortalidad por todas las causas o sangrados graves a los 30 días.
La mortalidad cardíaca al año también fue mucho más baja con bivalirudina que con heparina más IGP (un 2,5 frente a un 7,1 por ciento).
Pero no hubo una diferencia significativa entre los grupos de las cifras al año de mortalidad no cardíaca, mortalidad por todas las causas, episodios clínicos adversos y complicaciones cardiovasculares o sangrados graves.
Los análisis formales de las interacciones demostraron que los efectos favorables de la bivalirudina en todos los participantes (3.602 pacientes con STEMI) fueron independientes de la diabetes.
Las tasas totales definitivas/probables de trombosis del stent al año no variaron entre los grupos, aun cuando se los subdividió según el uso de insulina.
"La prevención del sangrado durante el tratamiento de un infarto con bivalirudina es crítica y puede salvar vidas", dijo Stone.
Y agregó: "Tenemos otros estudios en marcha sobre el uso de abciximab por aspiración y administración intracoronaria en pacientes con un infarto tratado con bivalirudina para conocer si podemos reducir aún más el tamaño del infarto".
Medicines Company, que comercializa bivalirudina como Angiomax, financió el estudio.
FUENTE: JACC: Cardiovascular Interventions, julio del 2011

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