miércoles, 22 de febrero de 2012

La Melcocha

Marco Cancino. Danzón Politikón.- Recuerdo que a principios de los años ochenta mi padre, aquél señor que puso la brocha para dibujar esta gran obra de arte, le dijo el médico que tenía diabetes. Con apenas 40 años, una esposa (la autora de mis días), cuatro chamacos y un perro, tenía que enfrentarse a algo desconocido para él y para todos nosotros.

En casa, todos nos preguntábamos qué carambas era la diabetes. Todos teníamos la vaga idea de que tenía algo que ver con el azúcar en la sangre, o al menos todos nos decían eso. Mi abuela Jesusa le llamaba melcocha.

-    A ver Roberto, ¿cómo andas de la melcocha hoy? ¿qué te dijo el matasanos?
-    ¿Qué me dijo de qué suegra?
-    Pues de la melcocha, no te hagas, desembucha.
-    ¿Qué es ‘melcocha’, suegra?
-    Pues el azúcar, ¿qué más va a ser?
-    Ah, pues que la tengo muy alta.
-    ¿Y eso qué?
-    ¿Cómo que y eso qué?
-    Pues sí. Yo la tengo alta desde siempre. Recuerda que soy una persona muy dulce.
-    ¿Y cómo va a saber?
-    Pues yo lo se, ¿o dudas de mi Roberto?
-    No, para nada dudaría de usted, suegra. La considero un terrón de azúcar.
-    Más te vale, más te vale. Porque de lo contrario, me llevo a mi hija de vuelta con todo y los chamacos.
-    ¿Me va a hacer ese favor?
-    Nomás búscale.

Después de más de 30 años de que mi padre recibió esa mala noticia, la cosa parece estar más o menos controlada y eso porque Don Roberto ha sido sumamente metódico, hasta ideático, diría yo, con su dieta y con sus medicinas, pero que gracias a esa obsesión le ha dado chance de mantenerse relativamente entero, con sus dos pies, con todos sus dientes, con la vista más o menos -aunque ya tuvo que ponerse láser- y con un humor del carajo, que algunos dicen que es propio de la edad.

¿Pero a qué viene todo esto? Se preguntarán. Pues a que el fin de semana pasado estuve en un foro sobre diabetes en los Cabos – muéranse de envidia, excelentemente organizado por la Fundación Idea y patrocinado por la farmacéutica Lilly. Independientemente de que fue un lugar increíble para ponerse a hablar sobre la diabetes en México, y que daban unas tremendas ganas de ira a ver bailotear a las ballenas que pasaban por ahí, de las pocas cosas que entendí –porque los términos clínicos me hacían pensar que estaba en una charla en ruso, hubieron datos que literalmente me dejaron con cara de ‘juat’. Ahí les van algunos datos:

De las principales causas de la diabetes en México están el atasque a la hora de comer, beber y la flojera de hacer ejercicio. No vale ser de esos deportistas de sofá, que dominan el nombre de todos los jugadores de todos los equipos (chivitas incluidas), se tienen que levantar las carnitas y ponerse a hacer ejercicio. La obesidad hace que las probabilidades de tener diabetes sean altísimas.

En los años ochenta, justo cuando diagnosticaron a mi padre, la diabetes está dentro de las primeras causas de muerte en México.

En nuestro adorable país, menos del 20 por ciento de las personas que tienen diabetes están bien controladas.

La bronca no sólo es tener diabetes, sino también todos los padecimientos que genera (el Presidente Calderón les llamaría “daños colaterales”).

Atender la enfermedad y sus efectos colaterales le cuesta al país cerca de 8 mil millones de dólares al año, mientras que nosotros preferimos construir falos enormes, como la Estela de Luz. De que sabemos cuáles son nuestras prioridades, las sabemos.

Brasil y México, son los países en América Latina que más diabéticos tienen. Claro, dirán que pues somos más y en efecto, esa es una de las razones, pero también los hábitos alimenticios y la vida llena de excesos.

En ocasiones, a una familia le cuesta más de la tercera parte de sus ingresos el tratamiento de la diabetes de alguno de sus miembros y si se trata del que trabaja, el costo es mayor. A eso, los que saben le llaman ‘daño catastrófico’.

Para la economía de un país, uno de las principales repercusiones es que limita la capacidad de trabajar de las personas o como dicen los expertos, reduce la productividad de las personas.

Ahora, para acabarla de amolar, en México existe un alto porcentaje de personas que no tienen un diagnóstico de diabetes, aunque la tienen. Eso complica aún más las cosas y cuando llega el diagnóstico (5 o 7 años después de que iniciaron los síntomas) ya la cosa está rudísima.

Según las autoridades de salud mexicanas, el 14.2% de los mexicanos tienen diabetes, pero sólo la mitad de ellos lo saben.

Pero, ¡paren de sufrir! Seguramente dicen, para qué carambas estoy leyendo esto, si me voy a deprimir. Pues todavía se pueden hacer muchas cosas para evitar enfermarse de diabetes. Para empezar, hay que mover las carnitas. Hacer ejercicio y bajar de peso es súper importante para poder reducir la posibilidad de contraer esta enfermedad. Entre más gordo es uno, más posibilidades tiene uno de enfermarse, pero conforme uno baja de peso, es menos probable de que te enfermes.

La otra cosa que hay que hacer es dejar de comer porquerías, que incluyen comida chatarra que tienen grasas trans, como las papitas, las frituras, la comida rápida, que sólo saturan las arterias de grasa y hacen que el páncreas, el órgano que se encarga de producir insulina tenga que trabajar a marchas forzadas para deshacer cuanta madre nos empujamos hasta que llega el punto en que vale gorro y ya no puede más y es cuando la melcocha se nos sube.

Fibra, coman alimentos altos en fibra. No me pregunten cuáles, pero me imagino que trigo, frutas y verduras, etc.

Los jugos procesados y refrescos, evítenlo lo más que puedan.

Si pueden dejar de fumar, sería ideal, o por lo menos bájenle al cigarro.

En verdad, les recomiendo que se pongan las pilas, de lo contrario, si se enferman de diabetes y se les complica, pueden llegar a perder un pie o los dos, se les caen los dientes, pierden la vista, se les sube la presión y se la pasan mal. Además, según los datos del foro, de cada 100 pesos que se gastan para atender la enfermedad, 52 pesos corren a cargo de los pacientes y sus familias, 30 corren a cargo del IMSS, 11 pesos por la Secretaría de Salud y 7 pesos por parte del ISSSTE. Entonces, hagan cuentas, no se hagan guajes.

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