martes, 28 de febrero de 2012

Diabetes: uno de cada diez muertes

Dicen que las estadísticas son frías, y que muchas veces no nos reflejan la realidad como la quisiéramos ver, de ahí que en ocasiones se utilicen para alarmar, para crear confusión, aunque en la mayoría de las ocasiones sean punto de partida para estrategias laborales, políticas o sociales.
Tal es el caso de los números de fallecimientos que nos ofrece el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática –INEGI- institución encargada de oficializar datos y que se convierte en el referente número uno de la estadística en cuanto a nuestra realidad se refiere.

Es en el INEGI donde se presentan datos de enfermos, trabajo, escuela, vivienda y todos los rubros en los que interviene el mexicano.
En materia de salud, aunque retrasado por  casi cinco años, el INEGI nos muestra las cifras de mortalidad 2007 y que nos dicen que hay  un registro de 514 mil 420 fallecimientos registrados, de los que el mayor número de decesos se registra en el margen de mayores de 65 años, con 277 mil 313, seguidos del grup de entre 15 y 64 años, con 192 mil 124.
De las causas, las enfermedades del corazón ocupan la primera plaza con 87 mil 155, seguidas de la terrible diabetes, con 70 mil 517 muertes y con 65 mil 112 de los tumores malignos.
284 mil 910 hombres y 229 mil 336 mujeres, habiendo el registro de 174 personas no registradas en rubro alguno. Esos son los números que ofrece el INEGI, sin embargo, poco se dice sobre las causas que llevan a la muerte por diabetes y que tienen mucho que ver con la apatía de cada uno de los que hemos sido diagnosticados, ya que no entendemos que las medidas preventivas que dictan los profesionales de la sanidad son para beneficio de nosotros mismos; hemos comentado varias ocasiones que nadie sale más beneficiado con estas medidas que nosotros mismos: los médicos nada ganarán, ni el sistema oficial de salud, ya que las complicaciones, incapacidades o muertes las vivirá y padecerá nuestra familia.
Son, pues, los servicios de medicina preventiva, lo más importante quizá del sector sanitario oficial, ya que es ahí donde llegan los padecimientos antes de convertirse en una verdadera y pesada carga tanto para el erario público como para las familias y las empresas para las que laboramos: todo mundo sale perjudicado, de ahí la importancia que tiene el prevenir.
En ese sentido, el Instituto Mexicano del Seguro Social ha instrumentado el programa PREVENIMSS, cuya finalidad es bastante noble y ha causado efectos positivos en la gente, aunque falta mucho por hacer, porque la gente no tiene conciencia de esta fuerte inversión.
De igual manera, el ISSSTE hace su labor y procura que haya menos complicados por diabetes, hipertensión, y menos gordos y obesos.
La Secretaría de Salud maneja campañas muy intensivas, pero algo nos está fallando, porque la gente no quiere curarse o controlarse: pareciera que es un privilegio estar enfermo y quejarse a diario.
Nada hay más molesto que alguien que vive quejándose, sin lugar a dudas.
En este sentido, quisiéramos insistir a los integrantes de la actual legislatura, para que se pueda hacer legal la obligatoriedad de participar en programas de prevención de complicaciones; el no hacerlo significa que estamos gastado más dinero que el que nos toca, ya que las complicaciones son muy costosas.
No se vale gastar el dinero de los demás. No se vale, tampoco, hacer oídos sordos en este sentido. Es justo propiciar un mejor estado de bienestar personal y familiar, porque todos salimos ganando, sin duda alguna.

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