lunes, 14 de noviembre de 2011

El insomnio puede anunciar Diabetes

El insomnio puede ser un indicador de que una persona tiene diabetes y no lo sabe, pero también el insomnio puede descomponer un tratamiento exitoso de una persona que ya sabe que tiene diabetes.

Las anteriores conclusiones fueron encontradas por médicos de la Universidad de Chicago y la Universidad Northwestern, quienes midieron los niveles de glucosa e insulina en un grupo de pacientes con problemas graves de trastorno del sueño y se dieron cuenta de que la falta de sueño altera significativamente la absorción de glucosa e insulina en células.

Este estudio, que fue publicado en la revista Diabetes Carey financiado por el Instituto Nacional del Envejecimiento, de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, es el primer acercamiento hacia un tema que ya se sospechaba pero no se había demostrado científicamente: los trastornos de sueño pueden detonar o acelerar los daños por diabetes.

El estudio fue realizado con un grupo de 40 personas, a quienes se revisó la química sanguínea a lo largo de 144 horas, es decir seis días de vigilancia, y entre los cuales se vio que el 80 por ciento de quienes tenían insomnio presentaban alteraciones graves en los niveles de insulina, mientras que el restante 20 por ciento tenía elevada la glucosa.

Este es el estudio más largo, en su tipo, en buscar posibles vínculos entre trastornos del sueño y diabetes. Los investigadores encontraron que la gente que tiene diabetes y que duerme poco está experimentando un proceso de alta resistencia a la insulina y mayores dificultades en controlar la enfermedad. Los hallazgos implican que cuando un paciente tiene alteraciones de sueño durante mucho tiempo es mucho más difícil para su médico mantenerlo en buen control de salud.

El estudio demostró que algunos tipos de insomnio son la luz de alarma que avisa que se está presentando un trastorno de resistencia a la insulina. 

“El sueño muy pobre en las personas está asociado con trastornos graves en los niveles de glucosa y, a su vez, estos trastornos son los que provocan a los pacientes y a los médicos problemas en la efectividad del tratamiento que están usando para atender la enfermedad. A la larga, esto tiene como efecto indeseable el reducir la esperanza de vida del paciente”, explica en el texto de la investigación Kristen Knuston, líder de la investigación y profesora de la Universidad de Chicago. 

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